jueves, 19 de julio de 2012

Más allá del cielo, siempre hay otro cielo - Entrevista Maestro Chen Zhenglei


Nero. 8 - Verano 2009
MÁS ALLÁ DEL CIELO
SIEMPRE HAY OTRO CIELO
Entrevista con Chen Zhenglei



Por Luis Soldevila

Chen Zhenglei, uno de los cuatro grandes exponentes de la 19 generación del estilo Chen, es un hombre que da un gran valor a la superación personal y a la familia. Quizá ello se deba a que perdió a sus padres a muy corta edad, pasó una infancia llena de privaciones y se ganó con gran esfuerzo la posición que ocupa ahora gracias a la enseñanza de sus tíos, Chen Zhaopei y Chen Zhaokui, y a su propia determinación. Actualmente sigue dedicado por completo a la enseñanza, en su escuela de Zhengzhou, Henan, e impartiendo seminarios por todo el mundo acompañado por su hijo y heredero, Chen Bin.



P. En los últimos años el Taijiquan estilo Chen se ha extendido de forma espectacular en Occidente, y atrae cada vez más a los jóvenes y a practicantes de otras artes marciales. ¿A qué cree que se debe?

R. Desde la apertura de China en los últimos veinte años hemos vivido una época de gran desarrollo del Taijiquan no sólo en Occidente, sino también en China. Los amantes de nuestro arte, tanto chinos como occidentales, han descubierto en pequeños pueblos como Chenjiagou una riqueza que antes apenas se conocía y han viajado hasta allí para aprender o perfeccionar su práctica. Hace veinte o treinta años todo lo que conocía del Taijiquan la mayor parte de la gente era el estilo Yang simplificado, la forma de 24 movimientos creada por el Ministerio de Deportes en 1956. Después se fueron divulgando más las seis escuelas principales y otros estilos marciales que buscan trabajar la suavidad para vencer la dureza. La clave es que en estas artes el qi se almacena en el cuerpo, no se derrocha ni se quema inútilmente, y esto se traduce en un fortalecimiento de la salud de quien lo practica. De hecho en un principio esa fue la causa de su popularización.

Otro factor que ha jugado un papel importante en esta expansión ha sido la divulgación del wushu y el interés de los aficionados a otras artes marciales. Creo que muchos practicantes han entrado en contacto de esta forma con la esencia tradicional del Taijiquan, con la suavidad, la lentitud, la fluidez de los movimientos. Pero además de estas características comunes a todos los estilos, el estilo Chen tiene una serie de rasgos propios, como la fuerza espiral, la alternancia de lentitud y rapidez, las explosiones de fuerza, pisotones, saltos, que sin duda atraen más a la gente joven.

P. Pero a veces el estudio del estilo Chen se reduce a memorizar formas sin cultivar lo interno, como un simple ejercicio gimnástico. ¿Cree que se descuida el aspecto interno? ¿Cómo se debe acometer el aprendizaje?

R. Es cierto que hay personas que se quedan en la forma externa, que nunca llegan más allá, pero eso puede deberse a una enseñanza deficiente o a que el alumno no tiene bastante interés. Si esto ocurre durante el primer escalón del aprendizaje no es ningún problema, es algo natural. Hay que tener en cuenta que sólo es el primer paso de un proceso muy largo, como los estudios de un niño desde la escuela primaria hasta la universidad. Y a lo largo de este proceso es muy importante que haya una guía correcta.


La primera fase consiste en imitar la forma externa, o aprender a fondo el esquema de la secuencia. En esta etapa lo externo, el movimiento, dirige lo interno, el qi, y por ello es fundamental que el alumno observe con mucha atención los movimientos del profesor y que corrija y ajuste minuciosamente los suyos propios. Es muy importante la precisión y la exactitud. Si esto se trabaja bien, con el tiempo la energía interna empieza a manifestarse. Lo primero que se nota es que el qi llega hasta la punta de los dedos, que se sienten como adormecidos, y en el centro de la palma de la mano se experimenta calor. Esto indica que el qi se ha formado y ha empezado a circular. Pero es importante mantener la mente calmada y no impacientarse y buscar resultados inmediatos. La impaciencia sólo retrasa los resultados.

Cuando ya se conoce con precisión la forma, el siguiente paso es prestar atención a la relajación y la armonización del cuerpo. Una vez ha memorizado la forma, el estudiante ya puede detectar qué partes del cuerpo tensa o contrae y en qué momentos. Mediante el trabajo consciente y progresivo de relajación y corrección de la estructura, él mismo puede ir eliminando esas tensiones. En esta fase es muy útil la práctica de posturas aisladas de forma estática. Además de ayudar a profundizar en la relajación, estos ejercicios fortalecen las piernas y el cuerpo en general, nos permiten almacenar qi y hacerlo bajar al dantian, y favorecen la concentración.

En la siguiente etapa, cuando hay circulación de qi, es necesario centrarse en guiarlo hasta el final durante los movimientos. Como dicen ustedes, hay que "poner los puntos sobre las íes". Se trata de coordinar la forma, lo externo, y el qi, lo interno, y a la vez dar un paso más en la relajación corporal. En esta fase suelen empezar a notarse los resultados, y eso motiva a los alumnos para avanzar en la práctica. Sin embargo uno no debe dejarse llevar por el entusiasmo, ya que la sensación de circulación de qi no es continua, y a veces desaparece por completo. Esto se debe a que existen bloqueos en los meridianos, pero si se trabaja con seriedad y constancia y se ajustan bien las posturas y los movimientos, el qi acabará circulando con fluidez.

Cuando se ha conseguido la unificación, la fase siguiente es realizar los movimientos utilizando la intención. La intención guía el qi, y el qi impulsa el movimiento. Cuando el qi llega a una parte del cuerpo, esa parte se mueve. Si no llega, no se debe mover. Siguiendo este proceso metódicamente, la forma externa y el qi interno acabarán unificándose, y así se puede llegar a experimentar lo que es el boxeo interno. Al practicar se notará hormigueo en los dedos, pesadez en los pies y en el dantian, hinchazón en los músculos... Pero es necesario invertir mucho tiempo en este proceso. En mi opinión un estudiante serio puede tardar en experimentar el aspecto interno del Taijiquan entre tres y cinco años.

En realidad esto que he explicado sólo son los primeros pasos. Cuando se empieza a notar la circulación de qi, es muy útil apoyarse en la práctica del empuje de manos para comenzar a percibir las diferentes fuerzas, sentir en nuestro cuerpo la energía del contrario y aprender a utilizar la nuestra. También se puede iniciar el aprendizaje del manejo de las armas, que nos ayudarán a unificar aún más todas las partes del cuerpo, a llevar la intención más lejos, a trabajar la mirada... Pero hay muchos más pasos. No se debe olvidar nunca que, como afirma un viejo dicho, más allá del cielo hay otro cielo. Siempre hay un escalón más arriba que ni siquiera nos imaginábamos.

P. ¿Qué puede explicarnos sobre el trabajo de posturas estáticas al que se refería al hablar de la segunda fase?

La práctica en la inmovilidad prepara para el movimiento, además de fortalecernos y ayudarnos a almacenar qi en el dantian, requisito necesario para que rebose y circule por los canales energéticos del cuerpo con fluidez y con fuerza.

Además del trabajo estático de posiciones de la forma, del que hablábamos antes, están los ejercicios específicos para cultivar el qi, que son la meditación sentado o tendido, y el Zhuang gong o las posturas de clavarse como una estaca, lo que solemos llamar Zhan zhuang. Estas prácticas tienen el efecto de bajar el ritmo del metabolismo, calmar las emociones, aclarar la mente y favorecer la circulación de la sangre y el qi.


En sí mismos son ejercicios sencillos, aunque según se va profundizando en ellos es importante contar con la supervisión de un profesor que conozca bien estas técnicas. Antes de empezar se debe soltar todo el cuerpo un poco para estimular la circulación y aflojar las articulaciones. Si uno practica sentado debe mantener la espalda erguida, sin apoyarla en la pared o el respaldo. Hay que prestar atención a la respiración, que tiene que ser suave, profunda y alargada, y no permitir que la mente se distraiga. La atención se centra en el dantian para que el qi baje y se reúna en esta zona. Aunque al principio cueste mantener la concentración y no distraerse, con el tiempo irá resultando más fácil.

P. Antes ha mencionado la importancia de tener una guía correcta en este proceso.

Sí. Que el alumno tenga interés y se esfuerze no garantiza que aprenda. Para eso tienen que darse tres condiciones. La primera, es tener un buen maestro. El profesor tiene que haber comprendido muy bien, en su propia carne, lo que es el Taijiquan. Sólo así podrá guiar a sus alumnos hacia el objetivo correcto, sin dar rodeos ni llevarles a callejones sin salida. Por ejemplo, si un profesor sólo basa su conocimiento en libros, o si sus sensaciones no son correctas, no puede enseñar bien.

Por otra parte, hay estudiantes que tienen buenos profesores, pero que no han estudiado bien. Un maestro enseña a muchos alumnos, pero los que aprenden de verdad son pocos. Sólo un puñado se aplica y dedica el esfuerzo y los años necesarios al aprendizaje. Otros muchos, por problemas de trabajo, o familiares, o porque no están dispuestos a comprometerse lo suficiente, dejan el aprendizaje a medias. Si esos que no han aprendido bien empiezan a enseñar a otros, la enseñanza se degrada. Y esta circunstancia en la actualidad se da con mucha frecuencia, es muy triste, pero es así.

La segunda condición es que el alumno sea despierto, honesto y capaz de superar dificultades. Estos son los alumnos que los maestros tienen la obligación de buscar. Todos pensamos que somos muy inteligentes, y es fácil pensar que ya lo hemos aprendido todo, pero si uno no rechaza esa sensación, es muy difícil llegar a tener verdadero gongfu. Por eso hay un viejo refrán en China que dice que la inteligencia va en contra del verdadero éxito.

Si se dan estas dos condiciones, la tercera es la más importante, y se refiere a lo que es el espíritu. Hay que practicar con constancia, superar las dificultades, no tener miedo al cansancio, esforzarse. Cuando se cumplen estas tres condiciones, no importa si se estudia Taijiquan o cualquier otra cosa, al final se alcanza el éxito.

P. Pero ahora es muy difícil que se dé la relación que había antes entre maestros y discípulos. ¿Cómo puede conseguirse eso actualmente?

Como decía antes, el alumno debe buscar al maestro y el maestro al alumno. Lo más importante es la virtud, la calidad humana de la persona. El que quiera llegar lejos debe respetar al maestro y la disciplina, y tiene que estar dispuesto a dedicar la vida entera a la tarea. Pero esto no ocurre con los alumnos corrientes, es muy poco habitual. A través de sucesivas pruebas y si el alumno es digno de confianza, llega un momento en que se establece un compromiso por escrito, el Baishi, con el cual se formaliza la relación. A partir de este momento la responsabilidad es mucho mayor, el maestro tiene el compromiso de enseñar y el alumno de aprender, desarrollar lo aprendido y transmitirlo.

Este tipo de relación maestro-discípulo es verdaderamente como la de un padre y un hijo. No es lo mismo que cuando uno estudia con un gran grupo, porque las exigencias son mucho mayores. Entre los discípulos deben tratarse como hermanos, y aún entre éstos hay diferencias, ya que unos pocos llegan a ser considerados discípulos internos, o Rushidizi. En este caso la relación es mucho más estrecha, y estos alumnos son los auténticos herederos del saber de un maestro.

P. Uno de los rasgos distintivos del estilo Chen es la emisión de fuerza, o fajin. ¿Cómo se debe incorporar la fuerza a la práctica?

Si se siguen correctamente las etapas de que hablábamos, todo se vuelve ágil y flexible, se consigue mantener una estructura correcta en todo momento y realizar cada movimiento hasta el final. No debemos quedarnos cortos ni tampoco excedernos. Si se mantiene este estado y no hay interrupción en el movimiento, el qi interno se acumula hasta rebosar, y si a esto se añade la energía espiral, el chansijin, el cuerpo acaba produciendo por sí mismo tres tipos de fuerza.

La primera es la fuerza centrífuga. Es la misma fuerza que genera una rueda que gira a mucha velocidad. Cualquier cosa que la toca sale despedida, aunque sea más fuerte o más pesada que ella.

La segunda es la fuerza que penetra. Es similar a la fuerza que tiene un tornillo. También se parece al efecto que provocan las estrías espirales que hay en el interior del cañón de una pistola, que hacen girar la bala imprimiéndole más velocidad y fuerza. Esto se consigue a través de la relajación del cuerpo y tiene el efecto de conseguir que disminuya la resistencia a la entrada.


La tercera es lo que podríamos llamar fuerza de disolución, y nos permite, entre otras cosas, liberarnos del Qin na y los agarres y volver la fuerza del adversario en su contra. Para desarrollar esta cualidad, cuando la fuerza del contrario llega a nuestro cuerpo debe haber una comprensión muy rápida, instantánea. Se debe poder percibir al momento la ligereza o pesadez, la cantidad y la dirección del ataque. A continuación debemos ser capaces de aislar esa fuerza sólida y desviarla, buscar un punto débil, un vacío, y entrar por él. Si uno domina estos tres tipos de fuerza, no hay ataque que no pueda neutralizar.

P. ¿Estas fuerzas se trabajan mediante ejercicios diferenciados, o de manera conjunta?

Cuando se alcanza el nivel necesario de gongfu los tres tipos de fuerza se dan de manera natural, no es necesario buscarlos ni intentar aislarlos. Esta división es mía. En 1996 publiqué un trabajo en el que exponía estos conceptos y a la gente le sorprendió bastante, se comentó como si fuera algo muy novedoso. Pero lo único nuevo es haberlo descrito de esta manera. Yo creo que siempre ha sido así, no hay ningún secreto. Estoy seguro de que los grandes maestros del pasado dominaban estos tres tipos de fuerza, simplemente nadie los había descrito así antes.

Cuando realiza la forma, usted produce sonidos al ejecutar movimientos con fajin. ¿Estos sonidos son intencionados o se producen espontáneamente?

Por lo general, cuando se recoge la energía en la preparación de un movimiento con fajin se inspira, y al emitir el movimiento se espira. La respiración va siempre unida al movimiento. Así, en la espiración el qi y el aire salen juntos, y el sonido se produce de forma natural.

Hay gente que hace boxeo, tanto externo como interno, y que intenta controlar la respiración sin soltarla, y esto puede hacer que los músculos se tensen. Cuando esto ocurre, el qi no puede circular ni salir, porque hay resistencias en el interior. Al menos eso es lo que yo pienso.

Tampoco se trata de gritar y luego hacer el movimiento. Por ejemplo, a veces vemos a gente que emite sonidos muy grandes, pero no están coordinados con el movimiento. En realidad eso sólo tiene la utilidad de sobresaltar al contrario. Hay que conseguir que cuando llegue el sonido lo hagan a la vez el qi y el movimiento. Todo se debe concentrar en un solo punto y en el mismo instante.

P. También ha mencionado antes el papel de las armas en el aprendizaje. ¿Cómo puede beneficiar cada arma a nuestra práctica?

No se debe empezar la práctica de las armas antes de haber dominado la estructura antigua (Lao Jia). Igual que en la forma de mano vacía la intención debe dirigir el qi y el qi impulsar el movimiento, en el trabajo de jian, o espada recta, la energía tiene que llegar a la punta del arma, es decir, la unidad del cuerpo debe comprender también la espada. Eso hace que los movimientos circulares y espirales sean más complejos de ejecutar.

El sable, o dao, tiene rasgos diferentes. Dadas las características del arma el trabajo es más circular y más amplio, con movimientos que envuelven el cuerpo. La cintura debe ser fuerte e impulsar el cuerpo y el sable, y a la vez el sable impulsa a todo el cuerpo. Un antiguo proverbio dice que se debe practicar el sable como un tigre feroz y la espada como un dragón perezoso.
 Por otra parte están las armas largas, el palo, la lanza y la alabarda china o dadao, que tienen ciertas características comunes, aunque cada una tiene sus peculiaridades.

P. Usted es famoso por su dominio de la alabarda. ¿Puede hablarnos de este arma?

El dadao, o guandao, es un arma guerrera muy antigua, del período de los Tres Reinos 1-. Según la
tradición la inventó el célebre general Guan Di y se utilizó en combate hasta la dinastía Qing. Se dice que Chen Wanting era un gran experto en el manejo de este arma, y que fue él quien aplicó los principios del Taiji a su entrenamiento.

En los tiempos antiguos un dadao podía pesar hasta sesenta kilos, y era necesaria una gran fuerza física para manejarlo. Actualmente las alabardas de wushu pesan entre dos y diez o quince kilos como máximo, lo que también es un peso muy considerable. Dadas sus características de peso y tamaño es necesario un alto nivel de gongfu para manejarla correctamente, por lo que suele ser el último arma que se aprende. Como las demás armas que se emplean en Taijiquan, se debe sentir como una prolongación del cuerpo, y los movimientos han de dirigirse desde el dantian, proyectando el qi hasta la punta de la hoja. Por eso es conveniente empezar trabajando movimientos por separado hasta dominarlos antes de comenzar su encadenamiento.


En mi juventud recuerdo que tuve que insistir mucho a mi tío Chen Zhaopei para que me enseñara a manejar el dadao. Al final, para que le dejara tranquilo, me enseñó un movimiento y me dijo que hasta que no lo dominase no me enseñaría más. Yo empecé a practicarlo sin cesar, pero no conseguía demasiados resultados. Incluso llegué a hacerme una herida en una pierna por no manejarlo bien. Entonces mi tío dijo que era demasiado complicado y simplificó el movimiento para que me resultara más fácil. Pero a mí aquello me parecía una derrota, yo tenía que conseguir aprenderlo a la manera tradicional, con toda su dificultad. Cuando mi pierna se recuperó seguí practicando el movimiento completo sin decirle nada a mi tío, hasta que un día pude mostrárselo. Aquel día me enseñó el movimiento siguiente, y finalmente conseguí aprender la forma completa.

P. Por último, ¿cuál es su consejo para los que aún estamos en esos primeros pasos de la práctica?

Primero, trabajar a fondo la relajación, la suavidad, la fluidez. Pero no se debe olvidar nunca que eso es un método, no un fin. Tomarlo como un fin produce un desequilibrio, es demasiado yin. Pero si se trabaja bien como lo que es, un medio, sirve para abrir los canales de energía. Cuando los canales están abiertos, hay que utilizar la intención para mover el qi, y usar el qi para mover el cuerpo. Sólo de esta manera se puede conseguir el qi unificado, el qi del Hunyuan2-. Así todo el
cuerpo se mueve como una sola unidad, como el agua.

Cuando se consigue llegar a este nivel, el Taijiquan tiene grandes efectos sobre el cuerpo, la mente y la salud. Según la medicina china, si se obstruye la circulación del qi y la sangre, aparecen las enfermedades. Si todo fluye, si no hay bloqueos, se puede prevenir las enfermedades, tener un cuerpo ágil y vivo. Y yo creo que la familia marcial es como nuestro cuerpo. Si hay armonía entre los miembros, si todos nos ayudamos, y si hay honestidad y seriedad en la práctica, esa gran familia seguirá creciendo fuerte, sana y feliz, y tendrá una larga vida.


El autor de la entrevista, Luis Soldevila, es traductor. Ha estudiado Taijiquan Yang y Chen. Es instructor de estilo Chen.
luiso@taichichuan.com.es

Fotos: Teresa Rodríguez

NOTAS
1) 220-265 d.C.
2) Hunyuan es el nombre que se da a la energía en la que yin y yang aún no se han separado.

Fuente: Nuestros amigos de Tai Chi Chuan- Revista de Artes y Estilos Internos


Maestro Chen Zhenglei 






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