martes, 16 de marzo de 2010

El nacimiento del Tai-Chi contemporáneo

Nº 13 - Otoño 2007

EL NACIMIENTO 
DEL TAIJIQUAN CONTEMPORÁNEO
Entrevista a Li Deyin

Luis Soldevila

En 2006 cumplió 50 años el Taijiquan Simplificado de 24 movimientos, la llamada "forma de Pekín", una rutina muy controvertida que no sólo cumplió de sobra su objetivo, la popularización del Taijiquan en toda China, sino que llegó mucho más allá: lo dio a conocer en todo el mundo y contribuyó a la revitalización de los estilos tradicionales. El profesor Li Deyin, sobrino del creador de esta forma y compilador de rutinas de competición y abanico, nos habla del nacimiento del Taijiquan estandarizado y de su contribución a la divulgación del arte.

Usted se inició en el mundo de las artes marciales tradicionales muy pequeño debido a la influencia de su familia. Nos gustaría que nos hablara de su juventud y de cómo vivió el proceso de la creación de la forma estandarizada de 24 movimientos.

Sí, la vida en mi casa giraba alrededor de las artes marciales tradicionales. Era algo que estaba integrado en el día a día. Mi abuelo, Li Yulin, era una persona muy conocida y respetada en los círculos marciales, y se dedicaba por completo a la enseñanza, por lo que desde muy pronto entré en contacto con este ambiente. La influencia de mi abuelo fue muy importante para todos nosotros, especialmente para mi padre, Li Tianchi, y mi tío, Li Tianji, que también fueron famosos artistas marciales. La norma en la familia era que al margen de la profesión a la que uno quisiera dedicarse, el Wushu tenía que ser parte de tu vida. Por eso los pequeños teníamos que aprenderlo. Igual que mis hermanos y primos, yo tenía la obligación de practicar por las tardes, después de salir del colegio, bajo la supervisión de mi abuelo. Cuando hacíamos algo mal, o si nos distraíamos o no nos empleábamos al cien por cien, se enfadaba mucho con nosotros y nos reprendía con mucha severidad.

Mi abuelo siempre fue de la opinión de que los niños debían empezar aprendiendo Shaolin. Decía que el gongfu de Shaolin daba a los niños estabilidad, flexibilidad y resistencia. A partir de la adolescencia, alrededor de los catorce años, empezaba a enseñarnos Xingyiquan, porque decía que este arte nos aportaría potencia y velocidad. Y más adelante, al final de la adolescencia, más o menos cuando acabábamos la enseñanza media, empezaba a enseñarnos Taijiquan porque pensaba que era el arte más sutil de los que él conocía y que nos ayudaría a desarrollar la sensibilidad y la inteligencia.

La forma de Taijiquan simplificado se empezó a gestar en 1955, cuando yo estaba terminando la enseñanza media, poco antes de entrar en la universidad. Recuerdo que cuando llegué a la universidad yo seguía practicando mi Taiji siempre que podía, y la gente se me acercaba y me preguntaba qué era aquello que estaba haciendo. En aquella época las artes marciales y el Taijiquan apenas se practicaban en los colegios y las universidades.

¿Ni siquiera se enseñaba Shaolin?

No, en los centros de enseñanza y como parte del programa educativo no. Por supuesto había quien fuera del colegio practicaba Shaolin y Taiji, pero no era algo que se enseñara oficialmente. Entonces en los colegios se practicaban deportes más convencionales, carrera, atletismo, fútbol, ese tipo de cosas. Pero si alguien quería aprender artes marciales tenía que hacerlo fuera del colegio. Tenía que buscar un buen profesor y aprender al estilo tradicional, ganarse el derecho a ser alumno de un maestro, pasar por la ceremonia del baishi y esas cosas. Pero desde luego la enseñanza oficial no fomentaba el aprendizaje del Wushu en ninguna de sus formas. Por todo eso el aprendizaje de las artes marciales parecía algo fascinante, misterioso, pero que al mismo tiempo requería un gran espíritu de sacrificio, disciplina, esfuerzo. No era algo que pudiera hacer cualquiera.

En 1953 el gobierno de Pekín creó lo que se llamó el Consejo Nacional de Deportes con el fin de regular todo lo relacionado con las actividades deportivas. Este consejo organizó la primera conferencia de artes marciales chinas y la primera competición de Wushu a escala nacional, que se celebraron simultáneamente en Tianjin, donde yo estaba estudiando el bachillerato. Tras aquella conferencia se llegó a la conclusión de que el Wushu era un gran tesoro de China y de que era necesario hacer un esfuerzo para promoverlo y difundirlo por todo el país. Así pues, se tomaron dos medidas dirigidas a conseguir ese objetivo: la primera fue la creación de un comité especial del Consejo Nacional de Deportes dedicado a la promoción del Wushu que sería la máxima autoridad en la investigación y divulgación de las artes marciales chinas en todo el país. La segunda decisión fue reunir a todos los campeones de aquella competición en un centro de entrenamiento, al que se llamó Universidad Central de Deportes, donde se formó el primer equipo nacional de artes marciales chinas.


Esto ocurrió en 1955. Mi tío, Li Tianji, fue nombrado primer entrenador de este equipo nacional, pero al año siguiente lo trasladaron al comité de artes marciales del Consejo Nacional de Deportes y se le encomendó la misión de compilar una forma estandarizada de Taiji. La idea era que para poder difundir eficazmente el Wushu por toda la nación era necesario encontrar algo que pudiera ser fácilmente asimilado y practicado por el mayor número posible de personas, y se llegó a la conclusión de que entre las diferentes artes marciales que se engloban en el Wushu, el Taijiquan era la más adecuada.

Pero para llevar adelante este proyecto, primero era necesario resolver dos problemas. El primero era encontrar una forma que fuera fácil de aprender. La forma tradicional del estilo Yang tenía más de cien movimientos, y no todo el mundo tenía el interés o el tiempo necesarios para aprender una forma tan larga y tan compleja. Era necesario diseñar una que se pudiera realizar en cinco o seis minutos, de manera que la gente pudiera practicarla en el trabajo, durante el descanso, a la hora de comer, a la hora del té... De lo contrario iba a ser muy difícil lograr atraer a la gente a ese tipo de ejercicio, conseguir que no pensaran "Oh, esto es demasiado largo, demasiado difícil, no tengo tiempo".

El segundo problema era similar al que existe en China con la enorme variedad de idiomas y dialectos. De un condado a otro se hablan lenguas prácticamente diferentes. Para conseguir una verdadera popularización del Taijiquan había que estandarizar ese trabajo, de modo que todo el mundo aprendiera la misma forma y que se enseñara con la misma metodología y los mismos principios en todo el país.

Para diseñar la secuencia de movimientos de esa nueva forma, el comité invitó a varios maestros famosos de la época. En representación del estilo Chen estaba Chen Fake, el abuelo de Chen Xiaowang; por el estilo Wu, Wu Tunan; como representante del estilo Sun mi tío, Li Tianji; por el estilo Yang, Tian Zhenfeng y Zhang Wenguang; por el estilo Li, Gao Ruizhou; y también estaba el historiador Tang Hao. De modo que se reunió a todas estas personas para que seleccionaran los movimientos que se debía incluir en la forma estandarizada. La única premisa era que debía ser una forma simplificada y breve que la gente de la calle, sin conocimientos previos de Wushu, pudiese aprender en poco tiempo.

El problema surgió cuando llegó el momento de decidir en qué estilo se debía basar la forma estandarizada. Obviamente, cada uno de los maestros opinaba que su estilo debía ser el elegido, por lo que se decidió tomar dos o tres movimientos representativos de cada estilo y combinarlos. Y lo que ocurrió fue lo mismo que habría ocurrido si se reúnen una persona de Pekín, otra de Shanghai, otra de Cantón y otra de Shuzhou y crean un nuevo idioma combinando los cuatro dialectos. El resultado final sería tremendamente difícil de entender y de aprender. Como era de esperar, cuando se hizo pública esta primera versión, fue rechazada. En lugar de conseguir una forma sencilla de aprender y de practicar, se había hecho algo todavía más complicado.

Tras el fracaso de este primer intento el Consejo Nacional de Deportes encomendó al Comité de Artes Marciales la elaboración de la nueva forma simplificada. El comité estaba formado por varios especialistas. Uno de ellos era Tang Hao, el historiador del Taijiquan, que había sido el responsable de la supervisión de los materiales de enseñanza para el gobierno central de Nanjing durante el período de la República de China, antes de la instauración de la República Popular. Los otros eran Mao Buhao y Wu Gaoming, dos famosos artistas marciales, aunque no especializados concretamente en Taiji, y mi tío, Li Tianji, que fue transferido al comité para dirigir al grupo en la elaboración de la nueva forma.

Este comité decidió que la nueva forma estandarizada tenía que estar basada en el estilo más popular de Taiji, y sin  ninguna duda el estilo Yang era el más practicado en China en aquel momento. Las formas tradicionales tenían entre ochenta y cien movimientos, pero muchos de ellos eran repeticiones, en realidad sólo había unas cuarenta posturas diferentes. Entre aquellas cuarenta y tantas posturas se seleccionaron las veinticuatro más representativas del Taiji estilo Yang.

A continuación hubo que elaborar todo el material de enseñanza necesario para la divulgación de la forma: fotos, textos explicativos, etc., y este material se publicó oficialmente en 1956. De hecho el año pasado se celebró oficialmente el 50 aniversario del Taijiquan simplificado de 24 movimientos con una ceremonia en la ciudad natal de Yang Luchan, Yongnian, en Hebei.


¿Qué reacciones se produjeron entre la comunidad marcial cuando se presentó públicamente la forma de 24?

Cuando se publicó la forma simplificada en 1956 hubo muchas críticas. En el mundo de las artes marciales las reacciones fueron por lo general muy negativas. Hubo quien dijo que aquello no era Taiji estilo Yang, que era el estilo de Li Tianji, ya que era él quien aparecía en las fotos de los libros mostrando las posturas. Pensaban que si el Taijiquan simplificado se basaba en el estilo Yang, debería haber sido uno de los guardianes del estilo Yang quien hubiera compilado y mostrado la forma. Y aunque Li Tianji era sobre todo un gran experto en Taiji estilo Sun, también había aprendido de Li Jinglin el Taiji estilo Yang y la espada de Wudang. En última instancia, el trabajo que le habían encomendado sus jefes era popularizar el Taiji, y lo hizo utilizando como herramienta el estilo más popular, no siguiendo sus preferencias personales.

Después de cincuenta años, muchas de esas personas, o de las que aún viven, agradecen el efecto que ha tenido la forma de 24 movimientos, ya que ha conseguido convertir el Taijiquan en la más conocida y practicada de todas las artes marciales chinas en todo el mundo. Y no ha perjudicado a los estilos tradicionales. Al contrario, ha contribuido a la revitalización del Taijiquan tradicional, incluso de algunos estilos que casi habían desaparecido.

Sin el efecto divulgador que ha tenido la forma de Pekín posiblemente no se hubiera producido el resurgir y el auge actual de Chenjiagou y del Taijiquan estilo Chen. En 1956 la aldea de Chenjiagou estaba muy abandonada, el monasterio de Shaolin estaba prácticamente en ruinas... De hecho el primer grupo de extranjeros aficionados al Taiji que visitó Chenjiagou fue un grupo de alumnos japoneses que habían aprendido el Taijiquan simplificado y que, interesados por saber más sobre los orígenes del Taiji, decidieron visitar aquel lugar perdido donde había nacido el estilo Chen.

A pesar de su juventud en aquella época, usted participó muy activamente en la divulgación de la forma de 24. ¿Fue por su parentesco con Li Tianji y su cercanía al proceso, o hubo otras razones?

En realidad no fue porque mi tío hubiera sido el principal creador de la forma simplificada. En 1957 yo empecé a estudiar la carrera de Economía en la Universidad Popular de Pekín y, como decía antes, entonces en la universidad muy poca gente practicaba artes marciales. Así que me involucré activamente en la difusión del Taiji y de la forma de 24 movimientos en el ámbito de la universidad. Cuatro años después, cuando me licencié en 1961, había una gran cantidad de gente practicando Taiji. Entonces el rector de la universidad me llamó, y a la vista de los resultados que habíamos conseguido me propuso que me quedara allí enseñando Taiji. Me gustó la idea y acepté, y eso es lo que acabé haciendo durante más de cuarenta años, hasta que me retiré. En la actualidad el Taijiquan simplificado es parte del currículo de la Universidad Popular. Todos los nuevos alumnos deben aprenderla en el primer año, al final del cual tienen que pasar un examen y demostrar que la dominan.

¿Hasta que punto influye el éxito de la forma de 24 en que creara las siguientes formas estandarizadas?

Yo participé en la compilación o el diseño de las formas de competición de 42 y 48 movimientos, pero no fue por la influencia de la forma de Pekín. La responsabilidad de compilarlas me fue dada por el Consejo Nacional de Deportes chino. Ambos trabajos fueron encargos que recibí.

La razón por la que se creó la forma de competición de 42 fue que en 1990 se iban a celebrar los Juegos Asiáticos en Pekín, y el Consejo quería organizar un gran torneo de Taijiquan. Pero una vez más surgió el problema de la gran diversidad de los estilos tradicionales de Taijiquan. Por esta razón hacía falta una forma estandarizada de competición.

Entonces ya existían formas de competición de los estilos Chen, Yang, Sun y Wu. El problema era que si se elegía uno de estos estilos para ese gran torneo, se vería como una decisión injusta para los demás. Por ello se consideró que era necesario crear una forma que combinara los principales estilos. Entonces el Consejo Nacional de Deportes, lo que ahora es la Asociación China de Wushu, me puso al frente de un grupo de especialistas para compilar una forma de competición.

Se trataba de seleccionar los movimientos más característicos de cada estilo y combinarlos en una forma equilibrada y adecuada para la competición. Por una parte, el número de movimientos de cada estilo debía ser proporcional a su divulgación en China en aquel momento. Y por otra, esta vez el objetivo no era simplificar, sino que resultaba evidente que una rutina de competición debía incluir posiciones exigentes y difíciles de ejecutar. Como puede ver, la idea era completamente diferente. Con la forma de 24 era mucho más simple. Se debían tomar los movimientos esenciales de la forma tradicional del estilo Yang, sin modificarlos en absoluto, y enlazarlos en una rutina simplificada, de modo que en esencia es una forma tradicional abreviada. En la de 42 había movimientos y transiciones que no eran genuino Taiji tradicional, de modo que el trabajo era mucho más complicado y hubo que realizar bastantes cambios y adaptaciones.

Cuando se publicó la forma de 42 fui yo quien apareció en las fotos que acompañaban el texto explicativo de la forma, pero esta vez no hubo las críticas que había provocado la forma de 24. Nadie dijo que fuera la forma o el estilo de Li Deyin, y yo creo que la razón es que había elementos nuevos, era una forma nueva.


¿Por qué decidió crear sus formas de gongfu de abanico?

En realidad las formas de gongfu de abanico son las únicas que he creado simplemente por interés personal, porque me apetecía. Las formas de competición fueron trabajos que me encomendaron, pero esto surgió por simple afición.

Yo había visto en los últimos años a mucha gente practicando diferentes formas de abanico, pero en realidad eran más bien como danzas. Entonces pensé, ¿por qué no unir el abanico con el Wushu, por qué no crear una forma que muestre el uso marcial que se puede dar a un abanico, que se pueda practicar como un entrenamiento marcial? El hecho es que históricamente el abanico nunca se había considerado un arma, era más bien un elemento artístico, pero tampoco era la primera vez que las artes marciales asimilaban como arma un objeto que no había sido concebido para el combate.

Dice la tradición que el emperador Qiang Long (Huang Di), de la dinastía Qing, decidió en una ocasión hacer un viaje de incógnito por el sur del imperio para conocer de primera mano cómo vivían sus súbditos. Según la leyenda, emprendió este viaje él solo y vestido como la gente corriente, y únicamente llevaba un abanico para defenderse. Por supuesto, es muy poco probable que esto sucediera. En primer lugar porque un emperador nunca salía solo, siempre iba rodeado de un séquito que incluía a diferentes maestros de artes marciales y una guardia personal. Así que, probablemente más por el folclore que por una realidad histórica, el abanico se fue asociando de alguna manera a lo marcial. Y de hecho tiene sentido, ya que el abanico es un objeto pequeño y manejable, que no llama la atención, que no parece un arma. Y desde luego se puede utilizar como un arma.

El caso es que dada la popularidad que estaba empezando a tener el abanico, pensé que se podía crear una forma que pudiera practicar cualquier persona, bien como una coreografía artística o como una rutina de entrenamiento marcial. Esa fue la idea original, pero hubo otro hecho que me animó a hacerlo. Cuando compilé la primera forma de abanico en 2001 fue más o menos cuando se presentó la candidatura de Pekín para los Juegos Olímpicos de 2008, y recuerdo que todo el mundo estaba pendiente de las votaciones. En los ambientes deportivos y marciales de la ciudad todo el mundo estaba entusiasmado, había un apoyo masivo a la candidatura.

En Pekín hay una gran asociación deportiva de personas mayores que decidió organizar una exhibición multitudinaria de Taijiquan en la plaza de Tiananmen como gesto de apoyo a la candidatura olímpica, y me pidieron que les ayudara a prepararla. Pero también querían que esa exhibición reflejara el entusiasmo y la alegría de vivir de los mayores en la China actual, y que al mismo tiempo tuviera algo que ver con el Taiji y las artes marciales. Pero para eso una demostración de Taijiquan no era lo mejor, porque mucha gente asocia el Taiji con lo viejo, y a los ancianos con el Taiji.

Por eso pensamos que quizá era el momento de cambiar un poco esa perspectiva, de mostrar que los ancianos no sólo podían hacer ejercicios lentos y suaves, sino también cosas más vistosas y más enérgicas. Entonces me pareció que para esta exhibición en la plaza de Tiananmen tenía que diseñar algo que se alejara un poco de la imagen típica del Taiji. Esa fue por así decirlo la segunda fuente de inspiración.

Por otra parte está la música. Las artes marciales tradicionales no utilizan ningún tipo de música para el entrenamiento, pero cuando se intenta coordinar a un gran número de personas ejecutando una forma, la música puede resultar muy útil. Entonces pensé en la posibilidad de utilizar un tema musical concreto para acompañar la forma, y a continuación se me ocurrió diseñar la forma adaptándola a la pieza musical, de modo que al oírla fuera fácil seguir los movimientos. Había una canción de Tu Hong-Gang, un cantante muy famoso en Hong Kong, que se llamaba Gongfu chino. Era una canción con un aire muy épico que habla del Wushu, y me pareció que la nueva forma de abanico podía ilustrar muy bien su espíritu y su contenido. El ritmo de la música marca la cadencia de la forma, pero además los movimientos están relacionados con la letra, ya que la canción va enumerando distintas artes marciales chinas y la forma va reproduciendo movimientos de los diferentes estilos, como el Chang Quan, o Puño Largo, el Taijiquan, Nan Quan, etc.

Y creo que el resultado fue muy satisfactorio, porque la gente primero memorizaba la canción, y después al aprender los movimientos, los asociaba automáticamente con las estrofas. De hecho conseguí que Tu Hong-Gang viniera a la exhibición y cantara en directo la canción, Zhong Guo Gongfu, en aquella exhibición. Otra de las motivaciones que me impulsaron a hacer este experimento fue unir la música y el entrenamiento propio de las artes marciales en una especie de nuevo arte un poco más asequible para la gente de la calle.


Usted también ha añadido música al Taijiquan simplificado de 24 movimientos y a la forma de espada de 32. Es evidente que la música es un buen método para sincronizar a un grupo, ¿pero no limita eso la práctica de la forma, al practicarla siempre se haga a la misma velocidad?

Esta es una cuestión que se discute muy a menudo en los círculos marciales, si debe o no debe haber música, si ayuda o distrae. Todo el mundo sabe que tradicionalmente las artes marciales no tienen nada que ver con la música. En  la práctica de las artes marciales tradicionales se busca la concentración, la unificación de la mente con todo el cuerpo, y es evidente que para eso la música no ayuda.

Por otro lado, las cosas han cambiado. Antiguamente la gente practicaba mucho en solitario, incluso a escondidas, o en pequeños grupos en privado. Pero ahora es muy habitual ver practicando formas a grupos muy grandes, de más de cien personas. ¿Cómo conseguir que un grupo tan grande trabaje al mismo ritmo, con movimientos sincronizados? La música es un mero instrumento de control del ritmo que facilita la práctica en grupo. De hecho antes se probaron diferentes métodos. El primero fue ir recitando los nombres de los movimientos, "Bai He Liang Chi... Shou Hui Pi Pa..." Pero eso resulta un tanto molesto. También se han utilizado gongs, o timbales, pero en mi opinión la música es mucho más agradable.

Por otra parte cada vez se realizan más exhibiciones, y a menudo, aunque la coordinación de un grupo sea buena, ver estas demostraciones en silencio puede resultar un poco aburrido. Y quizá la razón fundamental para mí es que la música ayuda a los principiantes a memorizar y ejecutar los movimientos, y es una fuente de disfrute. No es simplemente como ir a un gimnasio a entrenarse y a sudar.

Y por supuesto si una persona o un grupo no quiere utilizar la música, no tiene por qué hacerlo. Como decía  antes, en la práctica intermedia o avanzada de Taijiquan y otras artes marciales tradicionales muchas veces es necesario el silencio, la concentración, y hay que trabajar con diferentes cambios de ritmo, de velocidad. En ese tipo de práctica está claro que la música no tiene mucho sentido.

Por último, ¿dónde ha quedado el empuje de manos en todo este proceso de estandarización y popularización? ¿Cree que es posible o que se debería estandarizar?

Mi opinión personal es que el Tuishou no es para todo el mundo, no es algo que se pueda popularizar como el Taiji. El empuje de manos es más un juego entre dos personas que una competición en la que uno tiene que ganar, aunque en general sí se puede juzgar cuál de esas dos personas lleva mejor a la práctica los principios del Taiji. Como dicen los clásicos, se debe utilizar la suavidad para vencer a la dureza. Pero para llevar eso a la práctica hace falta tener un alto nivel, estrategia y un buen entrenamiento, y eso no se da mucho.

Creo que en algún momento se deberían llegar a estandarizar las normas de competición de Tuishou, pero no su práctica. Y por otra parte tampoco creo que sea posible. La práctica del empuje de manos se debe basar en los sistemas de cada estilo y de cada profesor, más que en crear unas series de movimientos o de secuencias de Tuishou. No creo que el empuje de manos deba ser algo unificado, sino un ejercicio relajado, abierto.

Una cosa diferente son las reglas de competición. Se deberían llegar a establecer unas reglas de competición que todo el mundo respetase: qué está permitido y qué no, qué es ganar y qué es perder, qué es aceptable y qué no lo es. Pero fuera de esto, la estrategia que cada uno utilice, o su preparación, es asunto suyo. No hay ningún método que pueda garantizar la victoria. 

Esta entrevista ha sido posible gracias a la generosa y entusiasta ayuda de Alan McDonnell y Mick the Greek y a la hospitalidad de Faye y Tary Yip, que además realizó la interpretación del chino al inglés.

Luis Soldevila es traductor e instructor de Taijiquan estilo Chen.
luiso@taichichuan.com.es

Fuente: Tai-Chi-Chuan. Revista de Artes y Estilos Internos



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